Disparidad en el precio de la gasolina entre México y USA ha alcanzado niveles alarmantes

La disparidad en el precio de la gasolina entre México y Estados Unidos ha alcanzado niveles alarmantes, con una diferencia del 38.77% que favorece al país vecino del norte. Este dato, revelado por un análisis de El Economista, pone de manifiesto una situación que afecta directamente el bolsillo de los consumidores mexicanos y plantea interrogantes sobre las políticas energéticas y fiscales del país.
Según la consultora PETROIntelligence, especializada en el monitoreo de precios de combustibles, el costo promedio de la gasolina regular en México se sitúa en 23.98 pesos por litro. Esta cifra representa un máximo histórico para el país, lo que agrava la preocupación de los ciudadanos en un contexto de presiones inflacionarias generalizadas.
Un factor determinante en esta diferencia de precios es la carga impositiva. En México, por cada litro de gasolina vendido, se pagan 9.67 pesos en impuestos. En contraste, los consumidores estadounidenses pagan el equivalente a 2.59 pesos por litro en impuestos. Esta disparidad tributaria de más del 370% explica en gran medida por qué los mexicanos pagan considerablemente más por el mismo producto.
Disparidad en el precio de la gasolina entre México y USA impacta directamente en la economía de las familias
La situación actual plantea varios desafíos para México. Por un lado, el alto costo del combustible impacta directamente en la economía de las familias, especialmente en un país donde el transporte privado es esencial debido a las deficiencias en el transporte público en muchas regiones. Además, los precios elevados de la gasolina tienen un efecto dominó en la economía, encareciendo el transporte de mercancías y, por ende, los precios de los productos de consumo.
Por otro lado, esta diferencia de precios fomenta el contrabando de combustible en las zonas fronterizas, un problema que las autoridades mexicanas han intentado combatir sin éxito significativo hasta ahora. Asimismo, la situación pone en entredicho la efectividad de las políticas energéticas del gobierno mexicano, que ha apostado por fortalecer la industria petrolera estatal como pilar de la economía nacional.